Desde hace 65 años, el 26 de junio, Argentina comenzó a celebrar el «Día de la Cartografía Nacional». Esta fecha conmemora la creación del Departamento Topográfico de Buenos Aires en 1826, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia.
Este departamento pionero en su tipo en América Latina sentó las bases de la disciplina cartográfica y su importancia en el desarrollo agroexportador del país. El reconocimiento oficial de esta fecha llegó en 1958 a través del Decreto Nro. 4229, y desde entonces se celebra anualmente.
La Cartografía es una de las disciplinas más antiguas de la humanidad, presente desde los albores de la civilización. Civilizaciones como los sumerios, babilonios, egipcios y chinos desarrollaron representaciones gráficas rudimentarias de su entorno con diversos propósitos: navegación, orientación, trazado de rutas, ubicación de ciudades y territorios, y planificación de viajes. En América precolombina, el imperio Inca logró importantes avances en cartografía. Aunque no elaboraron mapas como los modernos, utilizaron técnicas y sistemas de información geográfica complejos para registrar y gestionar su vasto territorio.
Los «Quipus» permitían el registro y transmisión de información. Además, desarrollaron una extensa red de caminos conocida como el «Camino real» o «Qhapaq Ñan», emplearon sistemas de mensajería eficientes conocidos como «Chasquis» y utilizaron el conocimiento del paisaje y sus características geográficas como puntos de referencia para la navegación y la ubicación de asentamientos. Además, la observación del sol, las estrellas y los fenómenos naturales les permitía tener una comprensión precisa de la ubicación y el tiempo.
Durante las grandes exploraciones marítimas de los siglos XV y XVI, lideradas por Cristóbal Colón, Vasco da Gama, Magallanes, entre otros, los mapas desempeñaron un papel fundamental. Estos viajes contribuyeron a expandir el conocimiento y la precisión cartográfica. Sin embargo, los mapas de esa época tenían limitaciones en términos de precisión y detalles. La navegación se llevaba a cabo utilizando puntos de referencia terrestres y marítimos, como montañas, ríos, costas y estrellas. Los mapas se complementaban con información adicional, como instrucciones de navegación y descripciones de los peligros del entorno. Los navegantes utilizaban instrumentos como brújulas y astrolabios para determinar su posición relativa y trazar cursos.
En la actualidad, los mapas han experimentado una notable evolución gracias a los avances tecnológicos en diversas disciplinas que confluyen en la cartografía moderna. La tecnología de los sistemas de información geográfica (SIG), los satélites, el sistema de posicionamiento global (GPS) y las imágenes de alta resolución han transformado la forma en que utilizamos los mapas en la actualidad.
Los mapas digitales son fácilmente accesibles a través de aplicaciones en teléfonos móviles, computadoras y sistemas de navegación integrados en vehículos, como Google Maps, Bing Maps y OpenStreetMap. Estas herramientas permiten buscar direcciones, calcular rutas, explorar lugares de interés, ver imágenes satelitales, detectar cambios, planificar proyectos, entre muchas otras funcionalidades, y a menudo en tiempo real.
Las universidades juegan un papel fundamental en la formación de profesionales, la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías cartográficas, así como en su aplicación para resolver problemas actuales.
La Universidad Nacional de Chilecito ofrece carreras en campos como Agrimensura, Sistemas, Agronomía, Biología, Turismo y Topografía. Todas ellas utilizan recursos cartográficos en diferentes etapas de su desarrollo y aplican conocimientos y herramientas cartográficas. Entre las tecnologías que utilizan se encuentran los SIG, la teledetección y la cartografía digital. Además, promueven el uso de la cartografía en áreas como la planificación urbana, la gestión del medio ambiente, el ordenamiento territorial, el desarrollo turístico, la agricultura de precisión, la salud, la investigación científica y muchos otros campos importantes para el desarrollo sostenible de la región.
Emanuel Luna Toledo
Ingeniero de Recursos Naturales
IAMRA – Universidad Nacional de Chilecito